Lugar: Audiovisual del DIA, Universidad Autónoma de Baja California, unidad académica Valle Dorado
Casos como el de Ayotzinapa despiertan la indignación; el problema viene siendo qué hacer con ella y cómo canalizarla asumiéndose como actores sociales. En particular, hay dos reacciones frecuentes: asumir una indignación pasiva, partiendo tal vez de un determinismo cultural y con el deseo más o menos explícito de una solución individual vía la migración a un país en que tales derechos sean reconocidos; asumir una indignación potencialmente activa, tomando como base la posibilidad de una lucha armada para un cambio social radical y asumiéndola como la única vía efectiva (finalmente la enseñanza básica de la historia de México se centra en eventos aislados de carácter violento para la construcción de país, paradigmáticamente: la Independencia y la Revolución).
El problema es, pues, cómo incidir en un cambio de perspectiva, considerando que no todos los mapas curriculares de las carreras ofrecen una formación más profunda en las áreas de ciencias sociales y humanidades.
Objetivos
Contextualizar el caso de Ayotzinapa en una problemática más amplia de las relaciones entre Estado y ciudadanía.
Ofrecer un panorama respecto a la situación de los derechos humanos en México (y particularmente en la región Ensenada/Baja California).
Informar respecto a organismos o grupos de activistas que se trabajan con este tipo de asuntos en la región, así como de sus objetivos/logros y el tipo de acciones que emprenden.